MARIO VARGAS LLOSA
A finales del siglo XIX, en las tierras paupérrimas del noreste del Brasil, el chispazo de las arengas del Consejero, personaje mesiánico y enigmático, prenderá la insurrección de los desheredados. En circunstancias extremas como aquéllas, la consecución de la dignidad vital sólo podrá venir de la exaltación religiosa el convencimiento fanático de la elección divina de los marginados del mundo y del quebranto radical de las reglas que rigen el mundo de los poderosos.