ROMERO, JUAN CRISTÓBAL
La casa donde nació Cervantes en Alcalá de Henares fue demolida. Ningún fraile o monja, ningún miembro de la familia del escritor, ningún amigo se tomó la molestia de marcar su tumba. Enciclopedia de la crueldad. Así llamó Vladimir Nabokov al Quijote. Biblia española, lo llamó Miguel de Unamuno. Cervantes no utilizaba signos de puntuación. Excepto el punto, y este rarísimamente: en dos lugares donde correspondía coma, por ejemplo, y en otros seis, acaso como adorno. Advirtió Miguel Romera-Navarro. Don Quijote está enfermo de los riñones. En el siglo XVII, fueron los ingleses, y no los españoles, quienes más referencias hicieron del libro. William Faulkner lo leía cada año. Cervantes no vivió en la casa que ahora se muestra a los turistas en Esquivias y su esposa Catalina de Salazar nunca fue dueña de ninguna propiedad en la calle que lleva su nombre. Sigmund Freud lo leyó en español a los quince años. Borges lo leyó en inglés a los nueve. Cuando más tarde lo leí en el original, me pareció una mala traducción. Recordó el argentino.